Estudió minuciosamente la piedra sobre la que arquearía su humanidad, para permanecer apoyado sólo con los dedos de una mano. Ensayó todas las posiciones en días enteros, buscando la figura que más se ajustara al evento.
Para la experiencia, eligió una mañana sin viento.
Aquel día, el equilibrista trepó hacia la cima de la piedra del milagro y mientras guardaba la vertical sobre el eje, sintió rotar el firmamento sin despegar sus dedos del frío mineral.
Mientras caía junto a la piedra, le confesó que su deseo era volar; que a veces basta la palma de una mano para ser inmortal...
1 comentario:
Estudió minuciosamente la piedra sobre la que arquearía su humanidad, para permanecer apoyado sólo con los dedos de una mano. Ensayó todas las posiciones en días enteros, buscando la figura que más se ajustara al evento.
Para la experiencia, eligió una mañana sin viento.
Aquel día, el equilibrista trepó hacia la cima de la piedra del milagro y mientras guardaba la vertical sobre el eje, sintió rotar el firmamento sin despegar sus dedos del frío mineral.
Mientras caía junto a la piedra, le confesó que su deseo era volar; que a veces basta la palma de una mano para ser inmortal...
Publicar un comentario